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lunes, 23 de septiembre de 2013

Gestión medioambiental en Pymes

Los efectos negativos del desarrollo económico sobe el medio ambiente se vienen teniendo en cuenta desde hace años, sin embargo, se ha empezado a reaccionar, con la incorporación de unas medidas tendentes a un entendimiento equilibrado entre el medio ambiente y los procesos derivados de la actuación humana, integrando el factor medioambiental dentro de un Sistema de Gestión Empresarial y considerándolo como un aspecto de importancia decisiva y una auténtica ventaja competitiva frente a sus iguales.


En el caso de las Pymes existen ventajas potenciales como consecuencia de la introducción de mejoras medioambientales, estas ventajas pueden ser directas o indirectas.

Entre las ventajas directas cabe destacar la reducción de costes al disminuirse el tratamiento de residuos y efluentes, los consumos de energía, el uso de agua y materias primas, etc. Por otra parte se evitan costes ya que se disminuye el coste de los seguros, protege la propiedad manteniendo el valor de los inmuebles y evitando accidentes; se disminuyen los cánones, se reducen las operaciones de limpieza, y en general se minimizan los riesgos de sanción. Además se mejora la competitividad, ya que la imagen medioambiental se valora por proveedores y clientes, lo cual evita barreras comerciales a la vez que se convierte en un elemento de innovación.

Ente las ventajas indirectas destacaremos la motivación de las plantillas, ya que la implantación de la gestión medioambiental en las Pymes puede integrarse como un elemento dinamizador de los hábitos de trabajo y como un elemento de cohesión. Otra ventaja indirecta es que se mejora la relación con la comunidad, y prueba la voluntad de la empresa de apostar por el futuro. Al mismo tiempo que facilita las relaciones al enriquecerse la imagen pública y se convierte en una buena publicidad indirecta aumentando el conocimiento de la empresa en el mercado.
La gestión medioambiental en las Pymes está pasando a ser considerada como una fase más del proceso de fabricación, aunque en muchos casos siga siendo práctica común confinar medio ambiente en un departamento cuyo principal objetivo es cumplir con la legislación, incluyendo los costes medioambientales en partidas de “otros indirectos”. A esto hay que añadir que en muchos casos las empresas no conocen exactamente a cuánto ascienden sus costes medioambientales, lo que hace imposible cualquier gestión medioambiental eficaz.

La legislación cada vez más estricta y la exigencia progresiva de informar en las cuentas anuales sobre las contingencias medioambientales, además de la creciente preocupación de la sociedad por temas medioambientales, ha colocado a las empresas en una situación en la que necesitan más información de calidad para la toma de decisiones.

Así pues, poco a poco, las empresas están reconociendo que los problemas del medio ambiente y sus soluciones son demasiado importantes, tanto para ellas mismas como para la sociedad en general, y que por ello pueden tener un efecto crucial en la rentabilidad a largo plazo, y se está admitiendo que es necesario analizar y planificar, detectándose que ha llegado el momento de diseñar e implantar una estrategia ambiental.

Por todo ello, algunas empresas están comprobando que la identificación, acumulación y cuantificación del origen de los gastos medioambientales es fundamental para reducir el impacto ambiental sobre los costes totales y aumentar los resultados generales de la empresa.

Entonces, ¿cómo puede actuar una Pyme para mejorar medioambientalmente y además rentabilizar sus costes medioambientales? En primer lugar la empresa debe concienciarse de que el rendimiento ambiental está incluido en el rendimiento del negocio. A la hora de cuantificar los costes de aplicación de la nueva reglamentación en materia medioambiental, las empresas deben tener claro que la mejor forma de reducir los costes ambientales es dejando de producir residuos, ya que resulta más económico introducir mejoras en los procesos para reducir estos residuos generados, que invertir dinero en tratarlos, ya que estos costes repercuten en el precio de los productos. Por tanto resulta interesante instaurar un programa de gestión de residuos. 

Por otra parte, para evaluar las cargas ambientales asociadas a un producto, proceso o actividad se efectúa un “análisis del ciclo de vida” que permite determinar de manera eficaz el impacto que el uso de los recursos y la producción de residuos, vertidos, etc. producen en el medio ambiente. De esta manera, se puede decidir en la práctica qué estrategias de mejora ambiental pueden aplicarse.

Por último, la publicación de un informe ambiental que comunique los resultados medioambientales de una forma comprensible supone un valor añadido para la industria, el medio ambiente y la sociedad.

Principios y conceptos 
Un sistema de Gestión Medioambiental es el marco o el método de trabajo que sigue una organización con el objeto de conseguir un determinado comportamiento de acuerdo con las metas que se haya fijado y como respuesta a unas normas, unos riesgos medioambientales y unas presiones tanto sociales como financieras, económicas y competitivas en permanente cambio.

Un sistema de Gestión Medioambiental consta de dos partes:
  • Una parte descriptiva del sistema que incluye los procedimientos, las instrucciones específicas, las normas y reglamentos, etc.
  • Una parte práctica compuesta por dos variables:
    • Aspectos físicos: locales, máquinas, equipos informáticos y de control, instalaciones de tratamiento de la contaminación, etc.
    • Aspectos humanos: habilidades del personal, formación, información, sistemas de comunicación, etc.
Objetivos y metas
La Política Medioambiental de la empresa constituye el núcleo del sistema de gestión medioambiental, ya que se trata de una declaración pública y formal por parte de la alta Dirección de una empresa sobre las intenciones y principios de acción en relación con la protección del medio ambiente.

Dicha política medioambiental debe ser coherente con las políticas de prevención de riesgos laborales, calidad, mantenimiento y cualquier otra política establecida en la organización. 

La Dirección de la empresa debe asegurarse que la política medioambiental contempla los siguientes aspectos:
  • Es adecuada para las actividades, productos o servicios ofrecidos por la empresa.
  • Es conocida, comprendida, desarrollada y mantenida al día por todos los niveles de la organización.
  • Es accesible al público.
  • Esta dirigida a la prevención y/o minimización de los impactos medioambientales perjudiciales y al desarrollo sostenible.
  • Incluye un compromiso de cumplimiento continuo de todos los requisitos reglamentarios.
  • Incluye un compromiso de mejora continua de la actuación medioambiental.
  • Asume o puede asumir la adopción y publicación de objetivos medioambientales.
  • Asume o puede asumir la publicación de informes medioambientales.
  • Es actualizada con una periodicidad adecuada.
Además la política medioambiental:
  • Se establecerá por escrito.
  • Se adoptará al máximo nivel.
  • Se revisará periódicamente
  • Se fundamentará en prácticas de gestión correctas:
    • Se evaluarán por anticipado las repercusiones sobre el medio ambiente en todas las actividades.
    • Deberán prevenirse y minimizarse los efectos perjudiciales.
Un Sistema de Gestión Medioambiental además de prever las medidas necesarias para el cumplimiento de lo regulado en la legislación existente, debe definir objetivos y compromisos destinados a la mejora continua de su operatividad desde el punto de vista medioambiental.

Los principales objetivos de un Sistema de Gestión Medioambiental son:
  • Garantizar el cumplimiento de la legislación medioambiental.
  • Fijar y promulgar las políticas y los procedimientos operativos internos necesarios para alcanzar los objetivos medioambientales de la organización empresarial.
  • Identificar, interpretar, valorar y prevenir los efectos que la actividad produce sobre el medio ambiente, analizando y gestionando los riesgos en los que la organización incurre como consecuencia de aquellos.
  • Deducir y concretar el volumen de recursos y la cualificación del personal apropiado en función del nivel de riesgos existentes y los objetivos medioambientales asumidos por la organización empresarial, asegurando al mismo tiempo su disponibilidad cuando y donde fuese necesario.
Buenas Prácticas Medioambientales
El objeto de las Buenas Prácticas Medioambientales es reducir las pérdidas sistemáticas o accidentales de materiales y de residuos o emisiones, y de esta manera aumentar la productividad sin necesidad de recurrir a cambios en tecnología, materias primas o productos, sin centrarse principalmente en los factores humanos y organizativos de la producción.

Las aéreas operativas comunes a todas las industrias que mejor se prestan a cambios en sus prácticas organizativas se centran en: 
  • Control de inventarios o seguimiento de materias, residuos y emisiones: control en compras, mejora de localización en almacén, seguimiento de la caducidad, etc. 
  • Mejoras en la manipulación de materiales: concienciación de los empleados, reducir la probabilidad de accidentes, etc. 
  • Mejoras en la producción: planificación de secuencias orientadas a reducir las frecuencias de limpieza, reciclaje, etc. 
  • Prevención y control de fugas y derrame: adoptar procedimientos apropiados, protección contra salpicaduras, etc. 
  • Mantenimiento preventivo: inspección, revisión y limpiezas periódicas. 
  • Separación selectiva de residuos y emisiones: según su naturaleza y características para facilitar su reciclaje y recuperación 
  • Empleo de guías de utilización de materiales y equipos, orientadas a disminuir la generación de residuos y emisiones. 
En la mayoría de los casos se trata de medidas que no requieren apenas cambios técnicos en los equipos, sino solamente en la actitud de las personas y la organización de las operaciones tras una revisión de los procedimientos existentes. Por ello las buenas prácticas pueden implantarse rápidamente, con un baja inversión, con lo que su rentabilidad suele se alta y tiene un riesgo muy bajo.

Documentación del Sistema de Gestión Medioambiental
Deberá realizarse una evaluación previa donde se consideren todos los Efectos Medioambientales significativos para: 
  • Seleccionar y definir los parámetros a registrar. 
  • Fijar objetivos y metas medioambientales. 
Todos los efectos medioambientales que se consideren significativos deberán registrarse. Dentro de estos aspectos a considerar se incluirá la relación de:
  • Emisiones a la atmosfera. 
  • Vertidos en las aguas y alcantarillado. 
  • Residuos sólidos tóxicos y peligrosos. 
  • Contaminación del suelo. 
  • Utilización de recursos naturales. 
  • Ruidos, olores, polvo, vibraciones, etc.
Un saludo.

1 comentario:

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