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miércoles, 24 de abril de 2013

Evolución del Mantenimiento Industrial y etapas a lo largo de su historia


Desde el siglo XIX la función del Mantenimiento ha pasado distintas etapas.

En los inicios de la revolución Industrial los propios operarios se encargaban de las reparaciones de los equipos. Posteriormente, con el aumento de la complejidad de las maquinas se crearon los primeros departamentos de Mantenimiento. Las tareas en estas dos épocas eran básicamente correctivas.


A partir de la Primera Guerra Mundial y sobre todo de la Segunda aparece el concepto de fiabilidad y los departamentos de Mantenimiento empiezan a buscar cómo prevenir las fallas.
Aumentan los recursos destinados a Mantenimiento para incrementar la fiabilidad y la producción.

Aparece el Mantenimiento Preventivo, el Mantenimiento Proactivo, la gestión de Mantenimiento asistida por ordenador y Mantenimiento basado en la fiabilidad (RCM). El RCM se basa en el estudio de los equipos, el análisis de los modos de fallo y en la aplicación de técnicas estadísticas y tecnología de detección, podríamos decir que el RCM es una filosofía de mantenimiento básicamente tecnológica.

Paralelamente, sobre todo a partir de los años 80 se vuelve al modelo inicial, se piensa que puede ser rentable que los operarios de producción se ocupen del mantenimiento de los equipos.

Se desarrolla el TPM, o Mantenimiento Productivo Total, en el que los operarios de producción realizan tareas hechas hasta entonces por el personal de Mantenimiento.
Estas tareas son limpieza, lubricación, ajustes, reapriete de tornillos y pequeñas reparaciones.
Con esto se pretende conseguir que el operario se involucre mas en el cuidado de la maquina siendo el objetivo último Cero Averías. TPM se basa en la formación, motivación e implicación del equipo humano, en lugar de la tecnología.

En la actualidad se usan ambas formas de dirigir el Mantenimiento RCM y TPM.
En algunas empresas RCM impulsa el mantenimiento y con esta técnica se determinan las tareas a efectuar en los equipos; después, algunas tareas son transferidas a producción, en el marco de una política de implantación de TPM.


En otras plantas, en cambio, es la filosofía TPM la que se impone, siendo RCM una herramienta más para la determinación de tareas y frecuencias en determinados equipos.

Por desgracia, en otras muchas empresas ninguna de las dos filosofías triunfa. El porcentaje de empresas que dedican todos sus esfuerzos a Mantenimiento Correctivo y que no se plantea si esa es la forma en la que se obtiene un máximo beneficio es muy alto.

Son muchos los responsables de Mantenimiento, tanto de empresas grandes como pequeñas, que creen que estas técnicas están muy bien en el campo teórico, pero que en su planta no son aplicables: parten de la idea de que la urgencia de las reparaciones es la que marca y marcara siempre las pautas a seguir en el departamento de Mantenimiento.

Esta es la eterna lucha, intentar convencer a los directivos de las empresas en la rentabilidad de una buena gestión del Mantenimiento.

Un saludo.